El Consejo Internacional del FSM recibió la semana pasada una importante carta de tres eminentes miembros feministas, Gina Vargas, Alejandra Scampini y Mónica Novillo (ver abajo)
Su preocupación fue la invitación del Grupo de Puebla, y más en particular de Rafael Correa, al encuentro del Consejo Internacional con algunos movimientos globales, el 12 de septiembre de 2020. La carta toca un punto muy importante para todas las fuerzas políticas progresistas.
Me gustaría dar, en mi nombre personal, algunas reflexiones sobre estas importantes cuestiones, la autonomía de los movimientos sociales y el papel de la izquierda.
La autonomía de los movimientos sociales
Los autores de la carta ponen acertadamente el foco en la necesaria autonomía de los movimientos sociales. Sería muy difícil no estar de acuerdo con ese punto. Cualquiera que sea la situación política en el país en el que están trabajando, ya sea que tenga un gobierno de izquierda o de derecha, los movimientos deberían poder trabajar y decidir sus posiciones al servicio de sus miembros, independientemente de las políticas gubernamentales.
Creo que todos comprendemos que una vez que los movimientos trabajan con los gobiernos, que a menudo es una forma muy directa de promover sus objetivos, la lógica puede cambiar. Los gobiernos (deberían) trabajar para toda la población y siempre estarán más dispuestos a buscar acuerdos que los movimientos sociales independientes. Las relaciones de poder no pueden ignorarse. Los movimientos pueden permitirse mantener su “pureza” y rechazar todas las soluciones intermedias. Por lo tanto, las situaciones políticas nacionales tienen que ser evaluadas ad hoc, no es posible hacer evaluaciones generales, salvo decir que sí, los roles de los gobiernos y los movimientos son diferentes. Dónde y cuándo es posible la cooperación depende de toda una serie de criterios nacionales y locales que son difíciles de evaluar desde el exterior.
Sin embargo, los movimientos sociales progresistas de izquierda también deberían mirar la situación más general y preguntarse si sus objetivos son más fáciles de realizar con un gobierno de izquierda o con un gobierno de derecha. El ejemplo más sencillo de lo que quiero decir es la muy lamentable situación que surgió cuando varios movimientos feministas y ecologistas se negaron a condenar el golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia. Creo que debería quedar claro que las críticas a Evo Morales son muy legítimas, pero es algo muy diferente permitir que se dé un golpe de derecha (extremista). No digo que estas fuerzas de izquierda se conviertan en derechas, pero están del mismo lado que las fuerzas de derecha. Este artículo no puede ser el lugar para desarrollar una filosofía sobre lo esencial de la izquierda y la derecha o sobre la importancia del antagonismo capital-trabajo, pero permítanme decir que la justicia social emancipadora y la justicia climática nunca serán promovidas por la derecha. Las fuerzas de izquierda, por otro lado, entienden hoy la importancia crucial de la ecología y la necesaria coalición con los defensores del medio ambiente y de la justicia social. Entonces, cuando surge un conflicto, las fuerzas de izquierda deben marcar la diferencia y apoyar a la izquierda, independientemente de las críticas que puedan tener sobre la izquierda en el poder.
Lo mismo ocurrió con Rafael Correa en Ecuador, a quien se menciona en la carta. Sí, hubo un serio conflicto entre su gobierno y la CONAIE, el movimiento indígena. ¿Pero recuerdas en qué estado se encontraba el país cuando Correa llegó al poder? ¿Y en qué estado se encuentra ahora con un gobierno de derecha? ¿Y recuerdas los argumentos de Correa en contra de los alegatos del movimiento indígena? “No puedes ir a mendigar sentado sobre una bolsa de oro”. O: “¿qué hay de las consecuencias ecológicas de la ganadería extensiva de los indígenas?”. Solo para decir que estas preguntas están lejos de ser fáciles de resolver.
Hay diferencias, hay conflictos, pero unirnos implícitamente con la derecha es la peor solución que puedo imaginar. La tarea de la izquierda es luchar contra las fuerzas capitalistas depredadoras de la derecha, no luchar contra las que deberían ser aliados naturales. Si la elección es entre una izquierda muy imperfecta y una derecha conservadora, no debería haber dudas. Si la búsqueda de la pureza conduce a la derecha, entonces tenemos un problema real y grave. Supongo que muchos de nosotros somos muy críticos del gobierno venezolano, pero esto no puede significar, creo, que estemos de acuerdo con un golpe apoyado por Estados Unidos contra Nicolás Maduro, ¿o no?
Finalmente, ¿cómo es que nunca escuchamos estas críticas sobre Lula da Silva o Dilma Rousseff? ¿Por qué fuimos unánimes en condenar el golpe de fuerza de la derecha contra ellos? ¿Dónde está la diferencia?
La Carta de Principios y el Grupo de Puebla
Los autores de la carta mencionan explícitamente a Rafael Correa como miembro del Grupo de Puebla y piden no invitar a este grupo a la reunión abierta del CI.
Ahora bien, ¿quién es el Grupo de Puebla?
Es un club con líderes políticos progresistas de catorce países, principalmente latinoamericanos, como Alberto Fernández, Dilma Rousseff, Lula da Silva, Fernando Haddad, Celso Amorim, Rafael Correa, José Luis Zapatero, Yeidckol Polevnsky, Evo Morales, Alvaro García Linera , Adriana Salvatierra…
Podemos estar de acuerdo o no con las políticas y posiciones de estos líderes, pero sabemos que están de nuestro lado. Personalmente, creo que es un honor para el FSM contarlos entre las muchas personas que nos apoyan. Seguramente pueden ayudar a guiar y orientar nuestras acciones.
La Carta de Principios del FSM, adoptada en abril de 2001, no menciona nada sobre la participación de partidos políticos o gobiernos. Sin embargo, versiones posteriores sí dicen, en su artículo 9, que “ni las representaciones de los partidos ni las organizaciones militares participarán en el Foro; los líderes gubernamentales y los miembros de las legislaturas que acepten los compromisos de la Carta pueden ser invitados a participar a título personal”.
En qué momento preciso se añadió esta frase (y otros cambios) a la Carta, no lo sé. Pero claramente limita severamente las posibilidades del Foro para hacer trabajo político. Una vez más, si bien los movimientos y los partidos tienen roles diferentes, las fuerzas progresistas deberían ser aliadas, incluso si hay diferencias de opinión. Y aunque, a primera vista, se pudiera tener algún entendimiento por el rechazo de las organizaciones militares, esta frase sirvió para prohibir la participación de los neozapatistas mexicanos en el Foro.
Por supuesto, los movimientos han encontrado fácilmente formas de eludir estos límites. Varias organizaciones, miembros del Consejo Internacional, son creadas por partidos políticos, por lo que se podría decir que es un poco hipócrita hacer como si los partidos no fueran bienvenidos y nunca hubieran estado presentes. Además, se ha invitado a jefes de Estado, y en este sitio web se pueden encontrar fotografías de Lula, Chávez, Morales, Lugo y Correa. ¿Y no deberíamos recordar que el primer FSM de Porto Alegre en 2001 se organizó claramente para apoyar la campaña electoral de Lula da Silva en Brasil?
Por tanto, este punto sólo puede concluirse con dos elementos: es hipócrita y nunca se ha respetado.
Me gustaría agregar un punto complementario. Las fuerzas progresistas de izquierda están hoy a la defensiva. La marea rosa en América Latina pertenece al pasado. En todo el mundo, las fuerzas populistas autoritarias se están fortaleciendo. El Foro Social Mundial que celebra continuamente su diversidad no debe caer en su contrario. La Carta de Principios se elaboró precisamente para evitar que diferentes corrientes de izquierda luchen entre sí. Deberíamos aprender a cooperar. Conocemos todos, supongo, un pasado triste cuando el principal enemigo de la izquierda fuera la “otra izquierda”. Si nosotros, del lado de la izquierda, no podemos trabajar juntos, estamos perdidos. Ya somos una minoría, deberíamos cooperar para centrarnos mejor en nuestras preocupaciones comunes. Excluir a otros, porque no estamos de acuerdo con ellos en todos los puntos, porque tal vez tengan otra definición de “izquierda” no me parece una estrategia de futuro.
Nuevamente, en mi humilde opinión, deberíamos estar orgullosos de que movimientos como el Grupo de Puebla o la Internacional Progresista estén dispuestos a trabajar con nosotros.
Francine Mestrum
Carta a los miembros del CI:
Queridxs amigxs del Consejo Internacional del Foro Social Mundial
La disputa, ya histórica dentro del Consejo Internacional, entre el FSM como un Open Space y FSM con una voz más orgánica y activa, ha estado presente durante años. A estas alturas, después de 20 años, es evidente la necesidad de complejizar el llamado del FSM para recuperar un espacio ganado y para estar a la altura de las actuales circunstancias y los nuevos retos. El intercambio que ha comenzado a darse dentro del CI es muy importante, y bienvenido y hoy esta por suerte ampliada con comunicados, propuestas, discusiones on line y eso nos parece muy positivo, porque nos aleja de la forma tan pedestre y agresiva de las discusiones previas. Es sin duda, una dinámica que tenemos que continuar.
Es también urgente, como muchos y muchas de lxs participantes en el CI opinan, reestructurar el CI, tanto en su composición y funciones, como en enriquecer su existencia con voces fundamentales que han estado ausentes o poco representadas. Es cierto que esta voluntad de cambio ha comenzado a tener espacio de discusión. Las reuniones planeadas por el CI para las próximas semanas (12 de setiembre y 19 de setiembre, con redes globales y regionales y con aquellos Foros temáticos que han surgido al calor de las dinámicas del FSM, ampliándolas y enriqueciéndolas) son muy bien venidas.
Este es sin duda un momento importante, que nos dará luces e insumos para los cambios futuros. Y creo que es bueno precisar cómo y con quienes se puede llevar a cabo procesos de cambio que incorporen nuevas presencias y nuevos horizontes de transformación que correspondan a la crisis civilizatoria actual. La reunión llamada por el CI para el 12 de setiembre es crucial para ello.
Por lo mismo, si queremos articularnos con los movimientos más activos, más autónomos, más radicales en su concepción de cambio y en su perspectiva internacionalista intercultural, no estamos de acuerdo en la invitación al Grupo Puebla a la reunión del 12 de setiembre, y pedimos que se revise esta invitación.
La pregunta que nos hacemos es si queremos que las perspectivas futuras del FSM sean definidas por los movimientos sociales, desde el fortalecimiento de su autonomía, o que estas perspectivas sean definidas por ex funcionarios políticos? Especialmente cuando varios de ellos han tenido conflictos fuertes con poblaciones indígenas, con feminismos, y con procedimientos poco democráticos.
Son varios los ejemplos, pero solo pongo el de Rafael Correa, ex presidente de Ecuador, quien ha tenido evidentes y públicos conflictos con la CONAIE – Confederación de nacionalidades Indígenas de Ecuador- organización histórica en las luchas por la defensa de los territorios, en contra del extractivismo, También en conflicto con las feministas y las diversidades sexuales, en conflicto con la naturaleza por su vocación extractivista y su irrespeto a la conservación de las reservas naturales, como el Parque Yasuni, amenazado por la desforestación que trae la extracción petrolera. Y por no haber respetado la nueva Constitución del 2008.
Esta es una discusión que quisiéramos enmarcar en el tipo de horizonte de transformación, en el tipo de orientación de izquierda al que queremos aportar: sin extractivismo, sin represión a las organizaciones indígenas, ecologistas, feministas, sin chistes machistas y con capacidad de renovar o multiplicar sus liderazgos.
Finalmente, ¿Como nos acercaremos por ejemplo a los indígenas ecuatorianos que están dando una dura batalla contra el extractivismo, la defensa de sus autonomías, el cambio de modelo, si es que Rafael Correa está integrado a las dinámicas del Foro?
Este no es el tipo de personas para el cambio que el FSM requiere hoy.
Gina Vargas – Articulación Feminista Marcosur
Alejandra Scampini- Red DAWN.
Mónica Novillo- REPEM